miércoles, 24 de septiembre de 2014

MENTE Y CUERPO COMO UNIDAD


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Tener una vida feliz y gratificante resulta más fácil con un cuerpo y una mente sanos. Los dolores, el malestar y el cansancio son un obstáculo para nuestro bienestar. Sin embargo, para mantener una buena salud no es suficiente con confiar en los médicos. Tenemos que saber lo que nosotros mismos podemos hacer por mantener y mejorar nuestra salud.
El alma está tanto en el corazón como en la mente del ser humano y la remecen los llamados espirituales que se producen ante cada uno de los fracasos y obstáculos que tenemos en nuestras vidas, aquellos que nos causan penas, temores, rabias, miedo. El desarrollo de esta alma en cada etapa se llama estado de conciencia y si se aprende a superarlo se produce un cambio del estado del alma hacia un nivel superior.
Entonces, la enfermedad es una desarmonía entre cuerpo, mente y espíritu, pero lo más importante, y esto hay que decirlo y repetirlo a los pacientes y a sus familias, es la oportunidad de recuperar el completo equilibrio de la esencia del Ser.
El amor es la puerta que permite que el alma trascienda el estado del “Yo” consciente positivo hacia la negación del “Yo” consciente, para abrirnos hacia los otros y alcanzar la espiritualidad. Si no tenemos amor hacia nosotros y no nos importa tanto amarnos porque ya nos conocemos y sabemos quiénes somos, es posible que salgamos a darnos a los otros; eso vale para los que creen y para los que no creen. Es lo que Dios vino a decirnos con el último de los profetas, para algunos, y con el hijo de Dios, para otros: “Amáos os unos a los otros como ustedes se amen a sí mismos”.

Nichiren expuso el tema en una carta que envió a uno de sus seguidores: "Una persona puede conocer la mente de otra al escuchar su voz. Esto es porque el aspecto físico revela el aspecto espiritual. Lo físico y lo espiritual, que son uno en esencia, se manifiestan como dos aspectos distintos". El estado anímico de un individuo se revela en su apariencia exterior. Cuando alguien se siente feliz y optimista, su estado de ánimo se puede leer en su rostro o incluso, en su modo de caminar. En contraste, los rasgos demacrados de alguien que se siente agobiado por el sufrimiento muestran, aun a la distancia, el tormento que esa persona está padeciendo .Nuestro estado mental también afecta el funcionamiento de nuestro cuerpo. Las manifestaciones más explícitas son la risa y el llanto, signos físicos de nuestros sentimientos. El estrés psicológico se relaciona a menudo con una serie de enfermedades, como afecciones de la piel, alergias, asma, úlceras, e incluso, cáncer. La depresión y la desesperanza disminuyen las defensas del organismo y nos tornan vulnerables a una serie de afecciones. Sin embargo, una decisión firme de superar la enfermedad puede "inspirar" a nuestros órganos o aun a nuestras células a accionar para recuperar la salud.










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