La comunicación humana es un proceso continuo
de relación, que engloba en la mayoría de los casos, un conjunto continuo de
relación que engloba, en la mayoría de los casos, un conjunto de formas de
comportamiento, a veces, independientes de nuestra voluntad. No es necesario
que toda trasmisión de información sea consciente, voluntaria y deliberada de hecho,
cualquier comportamiento en presencia de otra persona constituye un vehículo
de comunicación
- Elementos que provienen del sistema neurovegetativo y comprenden la coloración de la piel, la dilatación de la pupila, la actividad visceral, etc...
- La postura
- Los ruidos corporales
- Comportamiento táctil
- Comportamiento territorial o proxémico
- Otros comportamientos comunicativos (poco estudiados), como la emisión de olores.
- El comportamiento en cuanto a la indumentaria, cosmética, ornamentación, etc.
teatro como herramienta terapéutica
El teatro acompaña al hombre desde la Antigüedad y durante
siglos ha constituido su principal forma de expresión. Ya Aristóteles hablaba
de su poder catártico, convencido de que el hecho de actuar o de contemplar una
tragedia permitía liberar emociones.
Esta poderosa herramienta terapéutica no sólo permite curar
distintas enfermedades psicosomáticas, vencer vergüenzas, inhibiciones, miedos
y fobias que paralizan, sino también despertar la espontaneidad, conectar con
el cuerpo y mejorar la expresión corporal, la capacidad de comunicación y la
relación con uno mismo. Es una forma de ganar confianza y autoestima, fomentar
el sentido del humor y sobre todo de pasarlo bien jugando.
El teatro terapéutico también puede ser una vía para
reconciliarse con la familia de origen al descubrir el papel que se nos ha
asignado y los valores que representamos. Pero sobre todo se trata de descubrir
todo el potencial que se esconde dentro de uno mismo y aumentar de ese modo la
capacidad de respuesta y adaptación ante los distintos retos que plantea la
vida.
El Teatro es una gran
herramienta de auto conocimiento porque nos ayuda a darnos cuenta
de lo que realmente sentimos, gracias a la despenalización que
conlleva la experiencia Teatral, al identificarnos con “El Villano”, o con “El
Héroe” cuando por fin consigue su venganza, nosotros también contactamos con
nuestro villano y nuestro héroe interno.
Nos cuesta reconocer nuestro talento creador,
y aceptar que al fin y al cabo siempre es uno mismo quien ha creado el
personaje. Por ello el Teatro nos permite comprender cómo creamos los
roles con los que nos identificamos y como al final acabamos confundiendo
nuestra identidad real, con el rol que desempeñamos.
“Jugar a ser otro”,
me conecta con partes de mí mismo que tenía completamente negadas, y a
veces es muy gracioso, cuando hacemos la integración de lo que hemos
representado en un taller, como nos empeñamos en recalcar: “Yo no soy así, he
hecho esto porque era Teatro”
No hay comentarios:
Publicar un comentario